Hemos llegado a esa edad en la que las conversaciones las protagonizan temas profundos. En la que la ligereza del ‘ya veremos’ enmudece y las decisiones están tocadas por un halo transcendental. Hemos llegado a los 40 y ahora posponer las cosas no solo no nos convence, si no que lo vemos con recelo. Un amigo me decía el otro día que quería formar una familia. Se veía siendo parte de esa maraña de sentimientos y amor incondicional; pero solo lo haría si encontraba a SU persona. Esa con la que el mundo gira a otro compás. En estos años ha habido varias personas en su vida, pero ninguna traspasó el papel de affaire intenso, más o menos sostenido en el tiempo. Yo misma fui su persona durante dos inviernos, pero no funcionó. Hay quien lo tilda de exigente o infantil y le proclama un miedo al compromiso que yo sé que no tiene. Simplemente no lo ve claro. Vive bajo la premisa de ‘lo mejor está por venir’. Y, en cierto modo, eso está bien; porque así, cuando lo dejan, ambos pueden seguir su camino.
Esto de cierta edad para ciertas conversaciones me hace pensar que en el entorno de los 40s es como si cambiáramos de mesa en un enorme salón de fiestas. Me impactó, leyendo Ana Karenina, en el verano de 2021, apenas «saliendo» de la pandemia, lo de las «small talks». Esas mesas que, en las reuniones sociales de la tardecita, estaban destinadas a charlas superficiales. Divertidas, plagadas de risa. Pero como la comida chatarra, no dejaba nada nutritivo. Y entonces siento que llega un momento en la vida en que nos levantamos de esa mesa y nos vamos hacia otra, donde está la gente que habla de temas profundos. ¿Será que es ahí donde se encuentran esas personas de «lo mejor está por venir»? Amo tus relatos, me ponen feliz.
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Esperando mientras se espera, pasa volando la vida. Un abrazo
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Yo misma solía ser así, fuerte en mis convicciones y leal al instinto que irrumpe para que te des cuenta quién mueve tus cimientos, quién es TU PERSONA; ahora, con los años, ya no sé quién soy y la fe que mantenía mis pilares erguidos, se derrumba como un terremoto arrasando todo.
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Ver las cosas con optimismo es bueno, pensar en la pareja perfecta es utópico, vivimos en un perfecto mudo lleno de imperfecciones lo que hace falta es valentía e intensidad en lo que se quiere. Me gusto tu relato.
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Me quede pensando. De hecho yo le aconsejaría a adoptar un perro. Yo lo veo algo presionado por la idea de » a esta edad ya debería tener familia». La frase clave acá es :» simplemente no lo ve claro». Si el no lo ve claro, ¿entonces quien? Estamos al frente de un señor que está esperando que venga alguien y resuelva su maraña de emociones y pensamientos, sentimientos no veo ahí. Sí que tiene inmadurez emocional. ¡A terapia! se ha dicho. Bueno, ya callo a mi Capri criticologo, beso grande
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«Yo misma fui su persona…» Muy buena frase
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Tendemos a romantizar cosas que son más crudas de lo que parecen. Y así nos va. El amor verdadero, la familia… Todos son conceptos creados. La familia es algo que se va haciendo y deshaciendo como el mismo amor. Siempre que lo cuides, durará. Siempre y cuando deba durar
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Lo mejor es el ahora
El magico instante que puede cambiar el rumbo
La oportunidad de dejar todo atrás
De crear donde una vez hubo
I hacer homenaje a la gratitud
Por el presente
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Me gusta su texto.
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