Cuando lo dejaron lloró, de impotencia, de rabia, de pena. Estuvo unas semanas deambulando entendiendo la nueva situacion, ideando su próxima vida. Se dio su tiempo para reinstalarse, hacer del nuevo rumbo el rumbo y sentir lo que quería; y un día lo tuvo claro. Quería ser madre. Ese proyecto en común que habían tenido en pareja y que no había podido ser seguía latente en ella, mucho y muy fuerte. Y empezó a mover los hilos para hacerlo realidad. Los miedos y los juicios externos estaban pero ganaban sus ganas e ilusión. Lo intentó de varias maneras y por el camino se rompió, se reconstruyó y siguió, perseverante. Cambió su alimentación, se aficionó al queso de anacardos, preparó sus caderas, aprendió a respirar con el diafragma y vació la habitación que tenía como despacho. Un miércoles de septiembre el doctor la llamó y mientras ella descolgaba temblorosa la voz de él le daba la enhorabuena. Había funcionado, la aventura había empezado. 40 semanas para tener su propia familia.
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He leído aún muy poco de este blog, pero tengo que decirte que me gusta como escribes. Mis felicitaciones.
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Cuando crees que la vida te da palos, cuando en realidad te está abriendo ventanas. Un abrazo
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Enhorabuena, esperanzadora aventura🤗
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Un nuevo milagro llega, del milagro de la vida. Felicidades 🤗
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Que bien escribes, bravo!
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Estar embarazada se siente como detener el tiempo, espero que disfrutes de la aventura (:
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Interesante, me hagustado mucho. Ha sido un placer conocer tu trabajo, tal y como espero que haya sido por tu parte al descubrir mis humildes intentos. ¡Espero que te vaya bien!
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Te deseo mucha felicidad en tu nueva situación. Un abrazo.
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Desde la propia experiencia, hablo de algo parecido en mi nueva novela. Muy interesante!
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