Casualidad

La puerta giratoria no se mueve, el sensor no detecta su presencia y ella está allí moviéndose sin sentido, empapada de lluvia, esperando que algún gesto sirva o el recepcionista la vea. En su cabeza se recrimina no haber mirado la aplicación del tiempo y no haberse vestido con otra ropa, no haber cogido la bolsa impermeable para el portátil, ni haber cerrado la ventana de la habitación. Piensa en sus cosas mientras se sigue moviendo y nota que alguien la observa con ojos amables, divertidos. Alguien más alto que levanta el brazo y consigue que todo gire, la puerta y su día. Se miran cómplices, ambos empapados, con los cascos de la moto en la mano, y balbucean algo que destensa aún más la situación. Sonríen mientras esperan el ascensor y hablan de nimiedades que les acercan. Ojalá subir hasta la planta 11, piensa ella, y él lo manifiesta, “¿ya te vas?”. “Hoy sí”, responde, y se miran de nuevo esperando cruzarse por el edificio en otra ocasión. Al final del día ya se habían archivado en anécdota hasta que de vuelta a casa un semáforo en rojo les hace coincidir de nuevo. Cambian su ruta y optan por conocerse.

12 comentarios

Archivado bajo entre tu y yo

12 Respuestas a “Casualidad

  1. Buenas tardes y gracias por hacernos soñar con este hermoso relato.

    Me gusta

  2. Malania Nashki

    Casual o causal, pero la coincidencia deseada se concreta al fin.
    Bonito.

    Me gusta

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s