Lecciones de baloncesto

Cuando era pequeña jugaba a baloncesto; estaba claro que no era su deporte, pero los preparativos previos al partido del sábado por la mañana le encantaban, y elegía con cuidado los clips que se ponía en el pelo para sujetar el flequillo, los calcetines y la sudadera. No tenía el sentimiento ganador; no era buena, pero contaba con la simpatía del entrenador que, pese a sus constantes capsulitis en los dedos, cuando no estaba lesionada la dejaba salir unos minutos a la cancha. Eran el equipo de la cola, nunca ganaban y convertían el perder en una fuente de gozo. Con los años ella ha hecho pódium en diferentes disciplinas, aunque ha fracasado en el juego de la vida, y las lecciones de baloncesto son ahora más útiles que nunca.

Lo que tenga que ser será

‘Tráeme una piedra (del Kilimanjaro)’, esta es la frase de una amiga siempre que cojo un avión vacacional. Yo suelo indagar sobre algún detalle más del objeto, pero cualquiera le sirve, se trata puramente de un recuerdo terrenal cargado de historia que ella después incorpora en su día a día. Creer en las cosas da fuerza y ver como a la vuelta aprieta ese trozo de montaña con sus manos, cierra los ojos y le busca un significado me despierta curiosidad extrema; por esa apatía mía a creer en nada sobrenatural supongo. Por ese abandonarme al ‘lo que tenga que ser será’. Y la vida nos sonríe por igual. Poco. Pero ella insiste en frotar las piedras y sacarlas al balcón con la luna llena para que se carguen de energía. Mientras, yo la espero en el bar de la esquina trazando un plan de vida que nunca se cumple; y así hasta la próxima luna llena.

Cotilleo universal

Me he comprado un smartphone. Sí, yo, la que ha peleado un minipunto en cada discusión defendiendo las conversaciones por la vía tradicional, he caído en la tentación. Y me siento más ligada que nunca a ese cotilleo universal que absorbe a la sociedad. Ese perpetuo saber todo de los demás. Así sé que te vas de concierto, que tienes nuevas amistades, que has estado en Singapur, que te perdieron la maleta, que has cambiado las ruedas de la bicicleta y que sigues tarareando nuestra canción. Así descubro que me echas de menos; pero como no lo dices, y se supone que yo no lo sé, nada cambia cuando nos cruzamos. Y pienso en recuperar mi antiguo móvil, y dejar de estar pendiente de las redes sociales. Dejar de estar pendiente de ti.

Encuesta de vida

En una encuesta de vida aprenderíamos que nada es como habíamos pensado, que las cosas surgen, a destiempo en muchos casos, y cuando lo hacen no nos queda otra que afrontarlas e ir configurando así nuestro mapa vital. Ayer en el mercado, mientras decidíamos qué aceitunas comprar, mi abuela acarició mi cara con ternura y sentenció, ‘los viejos siempre nos arrepentimos de no haber amado lo suficiente y vivido con más intensidad’, y siguió saboreando el hueso de esa aceituna negra como quien no quiere la cosa.

Lecciones de vida a tener en cuenta.

Objetivo: Triunfar en la vida

Ambos tienen un objetivo, triunfar en la vida. Se diría que están alineados si no fuera por esa finalidad tan confrontada. Uno lo quiere conseguir todo en el terreno profesional, el otro en lo personal. Uno cree en la media naranja, la tradición de la familia y la estabilidad general. El otro cree en el destino, en las personas que se cruzan en su camino y en el cambio constante. Ella quiere ser un directivo de alto nivel que duerme en diferentes países dos veces por semana, él tener una familia modélica, sin contratiempos y mucho tiempo libre para ir a la montaña. No quieren ceder. No hasta que hayan triunfado. Y así termina su historia; no encajan.