Era el día de Sant Jordi, un día festivo en el que las calles desprendían buen rollo y celebración. Ella se despertó perezosa con el ruido de las niñas en la cocina. Cuando bajó, olía a café recién hecho y él ya había ido a comprar el pan, libros y tres rosas. Se besaron y comieron croissants mientras sonreían escuchando la poesía que había escrito su hija mayor. Una normalidad fingida que arrastran desde hace meses ‘por el bien de todos’. Están terminando de arreglarse para salir cuando el móvil suena. Ella disimula mal su ilusión y él lo nota y su rostro se ensombrece. Salen a pasear y a ver el ambiente, puede que hasta paren en la Farga a comprar algo de postre. Mientras miran libros ella aprovecha el bullicio para responder el mensaje: Te echo de menos siempre, pero hoy más. Está pletórica y él lo nota. Siguen viéndose, aunque ella le había dicho que ya no, aunque habían acordado pasar página. Las niñas bromean frente al escaparate de la pastelería y ella le busca con un gesto cómplice que él evita. ¿Puede que la actuación de hoy le esté sobrepasando? Esperan a que el semáforo cambie y cruzan, las niñas y ella, pero él se queda quieto. La luz parpadea, las niñas le llaman. Su vida le paraliza, pero sabe que terminará saliendo al escenario para orquestar el segundo acto.
Archivo de la etiqueta: decisiones
En propiedad
En unos meses van a mudarse a una casa adosada con piscina comunitaria y barbacoa en el jardín. Hace unos días el banco les confirmó que les dan la hipoteca y no pueden estar más contentos. Después de mucho papeleo, nervios y noches en vela por fin verán su sueño cumplido: serán propietarios. Lo buscaban desde antes de casarse pero la vida los llevaba siempre por otros derroteros, entre ellos, dos hijos, cambios profesionales, un apartamento en la playa en verano y algún que otro capricho inocente. Ahora viven en una disyuntiva de ilusión y miedo, y por las noches se sientan en la mesa de la cocina y sacan la calculadora. Examinan en detalle cada movimiento en su cuenta bancaria; a la playa pueden ir a pasar el día, los niños irán a comer a casa y tendrán que limitar las extraescolares de los pequeños y también las suyas, durante un tiempo tendrán que centrarse en lo imprescindible. Se aprietan el cinturón mientras ven la foto global y se cogen fuerte la mano: tienen una casa en propiedad.
Archivado bajo entre tu y yo
Tomar té verde
Tomar té verde se ha vuelto un vicio para mí. Bueno, tomar té en general, pero con el verde tengo un algo especial. Una rutina adquirida después de pasar mucho frío un invierno en una isla y probarlo con el café y la leche. Fue mi salvavidas a esos meses interminables de humedad, cuando las cosas se torcían, cuando las decisiones se agolpaban esperando respuesta y parecía que no había escapatoria a nada. El té verde me ayudaba a sobrellevar el tembleque frente al abismo. Entre sorbos, miradas vacías y llamadas sin descolgar que se acumulaban en mi móvil, un día fui valiente y avancé. Y al poco llegó el buen tiempo, aunque yo no dejé de tomar té, por la serenidad que me aporta, y un poco también por esos antioxidantes que dicen que conseguirán atenuar mis arrugas.
Archivado bajo entre tu y yo