Ayer le pasó algo extraño. Quiso ser como los demás y hacer cosas que se interpretan como normalidad, pero se le fue de las manos. No es fácil ser normal; nunca lo ha sido. La valentía de lo cotidiano. Unas referencias estables. Rutinas impuestas por los vaivenes de la vida que son, al fin y al cabo, el modo de supervivencia. Gentes corrientes sin pretensiones de llegar a ningún otro sitio que no sea el sofá de casa después de cenar. Gentes felices –a su manera. Él también quiere; pero le falta coraje para dejar de buscar lo excepcional.