Archivo de la etiqueta: cancer

Aún duele

Junio ya no es un mes apetecible, no sé si volverá a serlo, pero éste no lo ha sido. Hace un año que la vida nos dio el mayor revés hasta ahora y te despedimos, te dijimos adiós bajito y con el alma rota. Ha sido el año en el que más hemos llorado (con diferencia), pero también en el que más abrazos hemos dado y te quieros hemos dicho. Seguimos reconstruyéndonos con ese vacío real y de sentimientos y peleamos la vida con ganas. Las que tú tendrías si estuvieras aquí. Hoy por fin me he atrevido a ver tus recuerdos y escuchar tus audios. Tu voz ha retumbado en la habitación y mis ojos se han inundado. Ojalá haberte tenido un poco más. Hemos subido hasta aquella cima a verte y hemos abierto uno de tus vinos, aquellos que guardabas para cuando pasaban cosas especiales, y nos lo hemos bebido contigo que sin estar, aún estás.

23 comentarios

Archivado bajo entre tu y yo

Resetear mis recuerdos

Quiero llorar, gritar, maldecir, pegar. Quiero olvidar que nos ha tocado vivir esto. La decadencia de un cuerpo que degenara demasiado rápido sin que nada ni nadie pueda hacer algo al respecto. Te vas yendo poco a poco y yo no quiero. Y lo más importante es que tú tampoco. Ya no te pido que aguantes, ni que luches, solo quiero que te vayas tranquilo. Voy a resetear mis recuerdos para borrar estas últimas semanas que no te representan y quedarme con tu yo del mes de enero. Ese sí eres tú. Esa vida llena de vida es la que voy a recordar.

15 comentarios

Archivado bajo entre tu y yo

Jarro de agua fría

Era una tos común. Una tos molesta de esas que aventuran catarro, y en tiempos pandémicos eso es un alivio. Era una tos constante que llevó a su mujer a vivir con insomnio y engancharse a hacer sudokus de madrugada. Un día tonto se lo comentó al médico y allí empezó el desmorone vertiginoso de su mundo. Ronda de analíticas, electrocardiogramas y tomarse la presión. Todo de diez, aunque la tos sigue, y no se va. Dos días después una radiografía presagia lo peor. La biopsia lo confirma. Sus días ahora sólo ven batas blancas, su cuerpo pierde vida y sus ojos ya no pueden brillar. Ha agotado todas sus lágrimas y lucha por ganar tiempo. Un tiempo que no le dan. Cada día aflora una nueva flaqueza. Parece imposible que hace apenas unas semanas estuviera jugando a pádel y bromeando con sus amigos. Parece increíble que ya no pueda disfrutar de una comida con sobremesa ni note el sabor del gintonic. Cómo iba él a saber que aquella carrera con sus nietos era la última, que no iba a haber más baños en alta mar ni excursiones al Balandrau, ni momentos despreocupados. Que la alegría que ha caracterizado siempre a la familia se vería ensombrecida. «A mi ahora me cuesta ser positivo», dice. ¿Y a ti?, me pregunta. También, papá, también.

10 comentarios

Archivado bajo entre tu y yo