La puerta giratoria no se mueve, el sensor no detecta su presencia y ella está allí moviéndose sin sentido, empapada de lluvia, esperando que algún gesto sirva o el recepcionista la vea. En su cabeza se recrimina no haber mirado la aplicación del tiempo y no haberse vestido con otra ropa, no haber cogido la bolsa impermeable para el portátil, ni haber cerrado la ventana de la habitación. Piensa en sus cosas mientras se sigue moviendo y nota que alguien la observa con ojos amables, divertidos. Alguien más alto que levanta el brazo y consigue que todo gire, la puerta y su día. Se miran cómplices, ambos empapados, con los cascos de la moto en la mano, y balbucean algo que destensa aún más la situación. Sonríen mientras esperan el ascensor y hablan de nimiedades que les acercan. Ojalá subir hasta la planta 11, piensa ella, y él lo manifiesta, “¿ya te vas?”. “Hoy sí”, responde, y se miran de nuevo esperando cruzarse por el edificio en otra ocasión. Al final del día ya se habían archivado en anécdota hasta que de vuelta a casa un semáforo en rojo les hace coincidir de nuevo. Cambian su ruta y optan por conocerse.
Hola, tldsd. Muy buen relato. Me gusta tu prosa. Quisoera además agradecer que te hayas paseado por mi sitio. Qué tengas buen día.
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Leí la primera frase y me enganchó. Muy bueno.
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Muy bello ❤️ exelente relato
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Un relato Formidable…te felicito por ese magnífico arte de narrar tus historias..
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Un relato bien llevado de la mano hasta su final Te felicito Recibe mi abrazo desde la ciudad de Westchester
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Me encanta eso que unos llaman casualidad y otros destino….que elegancia y sensibilidad derrochas en tu forma de escribir. Enhorabuena
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Me ha gustado mucho tu relato corto. Un abrazo
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Es precioso. Felicidades.
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Que buena casualidad, sutil
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Buen relato, me gustó la manera en la que está escrito el relato, me enganchó inmediatamente.
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