Estaba asustada. Le aterrorizaba no saber qué pasaría, cómo serían estas primeras veces sin él. Le quitaban el sueño y las imaginaba mucho, a todas horas, con todas las variantes posibles. Esa silla vacía, esas conversaciones en el aire, ese cumpleaños que ya no volverá a cumplir. Estaba ansiosa y a ratos triste y de mal humor, quería que los días pasaran cuanto antes, indoloros. Al despertarse tanteó la posibilidad de una pastilla que la calmara pero finalmente dejó que la ilusión de los más pequeños cogiera el timón y todo fluyera a su son; las sonrisas y también las lágrimas. Los recuerdos y las nuevas tradiciones, que se obligó a crear, se entrelazaron y las horas fueron pasando. Cuando se dio cuenta ya había oscurecido, y lo habían superado. Poco a poco iban encontrando la manera de seguir.
La pérdida de un ser querido forma parte indeleble del dolor humano un buen relato para reflexionar Saludos desde Westchester
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Lo que todo sentimiento es necesario y también escucharlos, entenderlos, en su debido momento, cuando fluyen, y después el camino s extiende adelante
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Muy dificil pero con fe y esperanza nos podemos superar, así nos ayuda Dios.
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Los recuerdos en el corazón.
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Es bello y triste, pero la vida suele mostrarse poliédrica y debemos aprender que todas las experiencias nos elevan.
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Hola.
Me ha gustado mucho como has contado una vivencia tan triste y real. Has sabido transmitir muy bien las emociones.
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Muy lindo y real. Difícil, más que difícil pero hay que seguir adelante. Saludos de una nueva seguidora.
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