Dice que si se conocieran ahora no se hubiesen elegido. Que el tiempo ha pasado rápido desde ese noviazgo de instituto que les flasheó tanto que siguieron juntos pese a la distancia de sus universidades y a la gente nueva con la que se iban cruzando. Una noche de fiesta, en su piso compartido de Malasaña, se olvidaron de todo y, a los nueve meses, formaban una familia y aparcaban su vida para vivir otra. Sin reproches, amoldándose, aceptándolo. Son felices pero se les notan esas ganas de saber qué se han perdido. En sus últimas vacaciones en Corniglia decidieron que abrirían un restaurante italiano. Dice que esperan encontrar allí un poco de la vida que pudo haber sido. Sonríen convencidos y eso es todo lo que les hace falta para que el tiempo juntos vuele.
Tengo una historia parecida, en un tiempo fue el gran amor de mi vida, mi hijo lo senti como el premio a tanta devoción, a tanta idealización, a tantas horas de pasiones , hoy se que nunca lo hubiese elegido, no por malo , al contrario, pero somos tan jodidamente distintos , que despues de tantos años seguimos sin entendernos.
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Qué belleza.
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Los tiempos se alinean en diferentes dimensiones, un mismo pasado, es muy diferente si lo llevamos al futuro. Excelente narración. Todos vivimos algo similar en algún momento de nuestras vidas, creyendo haber encontrado el tesoro y después nos damos cuenta del espejismo.
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Qué mucho nos gusta la inconformidad…
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Recorren y recorren entre la que pudo haber sido y lo que es. Encontrando su lugar en el mundo.
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Aunque estemos bien, siempre quedan esas ganas de saber qué nos hemos perdido. hermoso e interesante relato!
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Muchas veces creemos que las personas son nuestro complemento en un tiempo y en otro tiempo jamás las elegiríamos.
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